Lodo marino.
Duración: 1 hora y media
Precio : 60,00 euros
Los barros marinos empleados en tratamientos de belleza poseen dos funciones claras: la eliminación de toxinas y la hidratación de la piel. Es una técnica depurativa que ayuda a regular el organismo, neutraliza el pH de la piel, y estimula la cicatrización.
Antes de la comenzar cualquier tratamiento es recomendable realizar un peeling o exfoliación para eliminar las células muertas de la piel y facilitar la penetración de todas las propiedades que aportarán los lodos.
Una vez preparada la piel, la especialista extiende el barro por la cara y el cuerpo, como si de un manto se tratase. Para que actúen adecuadamente y sus propiedades sean absorbidas por el organismo, se cubre el cuerpo embarrado con un plástico y con una manta térmica y se deja actuar durante 20 minutos.
La función de esta manta térmica es mantener la temperatura natural del cuerpo. El calor corporal y los 20 minutos son factores claves para que los minerales penetren en el torrente sanguíneo hasta llegar a las capas más profundas de la piel, proporcionando todos los beneficios a nuestro organismo.
Pasado este tiempo, se enjuga el cuerpo y se aplica un aceite hidratante mediante un suave masaje. El resultado es una piel suave y aterciopelada ya que los minerales de los lodos marinos mantienen la humedad de la piel consiguiendo su hidratación, que además, se ve potenciada por el aceite.
La eficacia de este tratamiento no es meramente externa, pues internamente los lodos van a suplir la carencia de minerales esenciales que precisa nuestro organismo.
En la aplicación del tratamiento no existe un protocolo estricto y las pautas que siguen los especialistas están marcadas por las necesidades de cada paciente. Ninguno es mejor que otro, lo importante es el empleo de barros que al contacto con la piel otorguen sus beneficios al organismo y, en ese sentido, las diferencias en el modo de aplicación, poco cambiarán el resultado.